El CASP capacitando en la Comunidad de Esperanza

Max tiene 9 años de edad y le gusta cultivar y pelar la yuca, bordar artesanías, pescar, ayudar en los quehaceres de la casa y jugar a la pelota. Él junto a su madre, la Sra. Lindy Pacaya, son miembros de la Comunidad de Esperanza, la cual está ubicada aproximadamente a tres horas en bote de la ciudad de Iquitos.

Desde hace un año capacitamos a la Sra.Lindy de manera virtual. Desde el primer momento la mamá de Max, mostró altas expectativas que se observaron en cada sesión de capacitación, las cuales contribuirían para que ella le enseñe a Max a ser más independiente en habilidades de autonomía y en mejorar la relación con sus compañeros. Luego de un año nos llenó de mucha alegría cuando nos comentaron que amigos benefactores del CASP financiarían los pasajes y viáticos de Teresa Jara, Coordinadora de Proyectos Nacionales – CASP, para que ella pueda viajar desde la ciudad de Lima a Iquitos y conocerlos personalmente.

Estando en la comunidad la labor consistió en capacitar a la mamá en tareas cotidianas del hogar, monitorear a Max en clases, realizar dinámicas de sensibilización con estudiantes de primaria y secundaria, así como una reunión entre docentes y autoridades comunales con el objetivo de coordinar tareas conjuntas entre los miembros de la comunidad y el CASP para hacer capacitaciones sostenibles y hacer de la Comunidad de Esperanza una más inclusiva para todos.

Queremos dar las gracias a todos los miembros de la Comunidad de Esperanza por la hospitalidad, por la alegría que compartimos, el entusiasmo por aprender, y por cada gesto que nos llena de dicha y nos compromete a dar lo mejor según el máximo de nuestras capacidades y habilidades para hacer de nuestro país, uno más solidario para todos.

¡Juntos hacemos posible, lo imposible!

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